Me acuesto... y pienso en ti.
Eres el monotema que controla mis sueños. Odio al despertador...
... te asusta... y te vas.
Renunciaría a estar despierta, si el soñarte me mantuviera viva.
Sobrevivo a la tortura de tener los ojos abiertos y no verte, porque sé que me despertarás a una nueva fantasía, que poco a poco se convierte en mi única realidad.
Volar y formar parte de un universo que cambia con cada suspiro de mi intelecto, que se niega a creer cuánto he llegado a quererte.
Y con este sentimiento me niego a reconocer que estoy enferma.
No estoy enferma si me niego a aceptar las condiciones con las que se me presenta la vida. No estoy enferma si quiero algo perfecto para mi.
No estoy enferma si te quiero.
Y aún así...te vas...
Volvió a sonar el despertador.